La devocion al glorioso SAN
RAFAEL, es medio poderosísimo para
alcanzar de Dios nuestro Señor bienes espirituales y temporales, para lo cual
aunque con tibio espíritu, aconsejo á todos los fieles cristianos tengan á este
sagrado Arcángel por abogado para alcanzar la perfecta salud del alma y cuerpo,
con otros innumerables bienes y frutos de bendición de la Majestad de Dios, por
la intercesion de es te poderoso Arcángel, que tantas señas ha dado a los
mortales de ser el que los favorece con el Señor; y por tenerlo olvidado
experimentamos faltas de muchas cosas, y en particular en la salud, y viéndose
muchas casas ricas sin sucesión.
Tengan devocion con este glorioso Arcángel y lo tendrán todo como que es medicina de Dios. Los gloriosos doctores de la Iglesia, San Agustín y San Gerónimo afirman que. Cuando se ve milagrosa salud, es enviado RAFAEL del Señor para remedio dé aquella dolencia. No digo las curaciones que hizo.
Con la remoción de las aguas de la Piscina, ni lo que ejecuto con Tobías el anciano, ni con el mozo, ni con su esposa que vieron su quinta generación, porque de esto diremos en el discurso de la Novena. Tampoco refiero lo que hizo con el glorioso patriarca San Juan de Dios, como lo refiere su vida, ni lo que hizo con San Pedro mártir, ni con el que le curó de su orden la gota coral, ni muchos prodigios que ha hecho, ni puedo decir los que hará. Solo diré una gloria de la España, aunque mal agradecida por el olvido que tiene á este soberano médico de cámara, del palacio del Señor.
A la ciudad de Córdova, vino una peste, que la llenó de muertes, castigo de la mano de Dios; de suerte que los que más morían sin confesar, por haber muerto muchos confesores, y los que había no podían asistir á tantos enfermos. Andaba entre ellos fray Simón de Seussa, comendador del convento de la Merced, (que era muy devoto de este soberano Arcángel) no solo confesando, sino dando limosna á los pobres en honra del glorioso Arcángel.
Mas traspasado de dolor de ver aquella desdicha, se vino á media noche á su convento entró en el coro y llamando a la Reyna de los Ángeles, le pedía el médico perfecto RAFAEL, y á él que le favoreciese como su devoto de aquel castigo del Señor, y que se lo pedía por la Reyna de los Ángeles, A estos clamores de fray Simón no se hizo sordo este poderoso Arcángel y se le apareció diciendo estas palabras: Yo soy Rafael, que vengo á premiar tu ruego y la limosna, que á los ojos del Señor vale tanto como la humildad y caridad; que por tí ha levantado el azote de su justicia contra este pueblo.
Y di al Obispo que ponga mi imagen en el pináculo de la torre de la Catedral y exhorte a los fieles á mi devocion, y que serán remediados siempre, que á la Reyna de los Ángeles pidan la medicina del Señor, y que á los que trajeren mi imagen los libraré de todo mal, y en particular del demonio Asmodeo presidente de la lujuria que es el pecado que tanto daño hace para perder la gracia de Dios. Todo se lo declaró fray Simón al obispo y la ciudad quedó libre, y le dotaron fiestas á SAN RAFAEL el día 7 de Mayo. Esto hace con sus devotos este poderoso Arcángel, lo mismo hará con nosotros si hacemos lo que debemos, demos limosnas en honra suya, que es toda salud y bienes, y da hijos y al cielo; y el juntar tesoros y no dar á los pobres, solo da tropiezos y caídas, y la mayor que es perder á Dios, dejándonos acá los bienes, que fueron males para nuestra ruina; tengamos un amigo para todo, no aguardemos al día de la tribulación.
Mas ¿qué día no es de tribulaciones en este mísero mar de tantas olas? Seamos barca de los que suben á Dios, no seamos de las desdichas que se sumen en las tristes y lamentosas -cavernas.
Por lo mismo encargo mucho
esta devocion que es la guía de todo el bien, de la caridad y del grande amor
que nos tiene S. RAFAEL, para que como amigo de Dios, gocemos por su mediación desde
esta triste vida la bienaventuranza, para lo cual fuimos redimidos con la preciosísima
sangre de Jesús. Yo os suplico soberano Arcángel, miréis el bien mio y el de mi
prójimo con aquella caridad que mirasteis á Tobías y .á los demás santos de que
queda hecha mención.
Tambien la podrán hacer cuando
se ha de emprender un viaje largo, ya por mar ó por tierra, por ser este santo
Arcángel el especial protector de caminantes. Tambien cuando se pretende tomar
estado, por el singular acierto que tiene SAN RAFAEL en punto tan dificultoso
de acertar.
En las cobranzas dificultosas, se puede tambien obligar al Santo Arcángel con su Novena porque fue el más desinteresado agente en la cobranza de Tobías. Y sobre todo, en las enfermedades, porque el nombre de RAFAEL, es lo mismo que medicina de Dios.
Y esta eficaz medicina la encontrará siempre con seguridad el que con fervor y confianza hiciere la Novena á este sagrado príncipe y soberano Arcángel SAN RAFAEL, procurando hacerla delante de su imagen, ó en la Iglesia en su propio altar, ó en su casa delante de una estampa de su efigie.
ACTO DE CONTRICIÓN
Para todos los días.
La confusión cubre mi rostro, Dios mio y apenas me atrevo á levantar mis ojos para miraros, aterrado con el asombroso número de mis pecados. Mas ¿á quien iré, bien mio, sino al que me dio el ser, y derramó por mi toda su sangre? Si: levantareme y me iré al Padre, os digo como el primer pródigo. A Vos pues vengo, cierto que me esperáis con los brazos abiertos para abrazarme, y regar con dulces lágrimas mi cuello.
Si para esto queréis tambien mi llanto; de sangre viva quisiera yo formarlo, y daros con esto un testimonio de mi verdadero arrepentimiento. Dad Vos, Señor firmeza á mis buenos propósitos, para que, dejando ya de ser demonio por los vicios, sea por las virtudes un Ángel puro, semejante á vuestro querido Arcángel SAN RAFAEL. A vos pues me dirijo, Príncipe gloriosísimo, y Ángel de la salud RAFAEL, para que á la vista de vuestras virtudes y excelencias salga con vuestra protección del abismo de mis vicios y miserias, y merezca con esto el favor que solicito en esta Novena, y que espero de aquel vuestro tierno corazón y fondo de caridad, que forma vuestro carácter. Amén,
DIA PRIMERO
RAFAEL GRAN
PRIVADO DEL REY SUPREMO
Para formar el debido concepto
de la íntima privanza y especial predilección, con que honra á RAFAEL el Rey
Supremo, basta considerar la alta cumbre de honor á que le ha sublimado. Más
¡Oh que altura de honor tan asombrosa! El menor de los Ángeles ocupa ya un
trono incomparablemente más excelso y brillante, que el mayor de los Monarcas
de la tierra: ¿cuál pues será la elevación de un Espíritu, que se eleva sobre
millares de millones de Ángeles, por ser uno de los siete supremos Magistrados,
que honran y decoran el celestial imperio?
El mismo reveló por su propia boca á los dos Tobías esta tan sublime preeminencia, cuando les dijo: Yo soy él Ángel RAFAEL uno de los siete que estamos delante del Señor, esto es, uno de los siete más allegados á su augusto Solio, prontos á desempeñar las comisiones con que nos honra como á sus más íntimos privados.
Y de aquí es, que, del incalculable número de Ángeles, que, como dice Santo Tomás con el Areopagita, es mucho más crecido que el número de todos los otros seres juntos, solo de RAFAEL y otros dos espíritus angélicos ha querido Dios dar cierta é individual noticia á los mortales; que por esto, solo de estos tres celebra en particular su fiesta la Iglesia, Oh excelencia de RAFAEL, verdaderamente admirable!
¡Qué grande os hizo, sublime
RAFAEL la poderosa diestra del Altísimo! ¡Ah! yo quiero levantar la vista al
refulgente solio de vuestra gloria, y los vivos rayos de brillante luz, que os
rodean, deslumbra y obliga á cerrar mis endebles ojos. Vos sois uno de aquellos
siete supremos senadores que le forman al Rey inmortal é invisible su más
secreto gabinete, y que á la manera de inextinguibles antorchas arden y brillan
sobre los siete candeleros de oro, que vio San Juan en el Apocalipsis, delante
del Cordero de Dios.
ORACIÓN.
ORACIÓN,
Y pues el poder divino convida
á todos los pobres desvalidos, ignorantes, pecadores, grandes, pequeños,
enfermos, flacos y á todos los hijos de Adán, de cualesquier estados, condiciones y sexos, prelados y
príncipes, é inferiores, para que vengan por su remedio á su infinita y liberal
providencia, por la intercesion de la que dio carne humana al Verbo, porque
sola ella es poderosa para solicitar nuestro remedio y alcanzarle: por tanto
sagrada Reyna de todas las jerarquías, os pido y suplico en nombre de todas
ellas nos alcancéis dé vuestro querido hijo la exaltación de su santo nombre en
todas las partes del mundo, la salud espiritual de todas las almas, la extirpación
de las herejías, la ruina del soberbio príncipe de las tinieblas ; la universal
extensión de la santa Iglesia y la paz y concordia entre los príncipes
cristianos, para que todos eternamente alabemos al santo nombre de Jesucristo,
á quien sea gloria por infinitos siglos de los siglos. Amén.
DIA SEGUNDO.
RAFAEL CELADOR DE
LA HONRA DE DIOS.
El alto grado de gloria á que
elevó el Todopoderoso á RAFAEL, es una prueba cierta del ardiente celo, con que
en el día primero del Mundo defendió la honra del Altísimo, inicuamente ajada
por el príncipe de la soberbia Lucifer, cuando con impotente orgullo quiso este
fijar su trono sobre el Monte del Testamento, elevarse sobre los astros del
Cielo., y arrogarse la gloria de muy Alto.
Él fue entonces uno de los más
valientes campeones, que al lado del grande Miguel sostuvo los derechos del
Sumo de los Reyes, y con el rayo de la verdad, vibrado por su fulminante boca,
lanzó á los abismos aquel dragón horrible y todos sus secuaces. Este celo de la
Divina gloria es el resorte que da impulso á todas sus acciones, y aun en los
continuos actos de bondad y misericordia, con que socorre á los hombres, lejos
de buscar su propia gloria, no se propone otro objeto, sino que los favorecidos
bendigan, alaben y glorifiquen al Señor. Esta es la única recompensa que exigió
de los imponderables beneficios, que había dispensado á los dos Tobías.
Bendecid, les dijo, al Dios del Cielo, y publicad su gloría admite todos
los vivientes, por haber usado para con vosotros de su misericordia. Medítese
&c. como en el día primero.
COLOQUIO.
¡Cuán feliz seria yo, celosísimo RAFAEL, ¡si
llegase á imitaros en el celo de la honra de Dios! Vuestro purísimo pecho es un
volcán de amor divino, y este fuego de amor, es el que levanta allí la llama de
vuestro celo. Quien ama olvida sus propios intereses, ni conoce más anhelo que
los que se dirigen al provecho y gloria del amado.
No sé mirar la más leve injuria que se me haga, sin amotinarse luego mis pasiones; y miro con indiferencia y sin dolor las innumerables ofensas, que se hacen sin cesar al Dios de la Majestad y de la gloria. ¡Que contraste, ardiente RAFAEL, ¡entre mi frialdad y vuestro celo! Curadme, ó Médico celestial, de enfermedad tan oprobiosa.
Y para más obligaros unido mi espíritu con las tres (Jerarquías de
los Ángeles, saludo á la Sacrosanta é individua Trinidad con tres Padre nuestros, tres Ave Marías y
un Gloria Patri,
DIA TERCERO.
RAFAEL PROTECTOR
DE LA PUREZA.
Aunque la pureza sea blasón
común de todos los Ángeles, por ser puros espíritus, y carecer por lo mismo de
esta grosera y corruptible masa de carne, que agrava á nuestra triste alma; sin
embargo, ella pertenece y distingue de un modo especialísimo al purísimo
RAFAEL, por cuyo motivo es considerado por especial Protector de la castidad.
Medítese &c. como el día primero.
COLOQUIO
Purísimo RAFAEL, ¡Oh cuan
enamorado os contemplo de la fragantísima azucena de la pureza! ¿Con que ahínco,
y con cuan sabias y oportunas instrucciones procurasteis inspirarla á vuestro
querido Tobías, pintándole la brutal condición de aquellos infelices, que á la
manera del caballo y el mulo corren precipitados á disfrutar unos placeres que
gustados acarrean la muerte?
Ángel de la pureza, interesaos tambien en mi ayuda, sostenedme en mis choques, y esgrimid la espada de vuestra irresistible virtud contra los infernales enemigos, que con incesantes y porfiados ataques pretenden abrir brecha en mi corazón, para hurtarme aquella preciosa joya, que forma las delicias del Hijo de la Virgen. Mirad, que son muchos, y muy temibles los enemigos, que se han aliado con cruel mancomún contra de mí; el Mundo con mil aparatos lisonjeros, mi propia carne con sensaciones tan halagüeñas como traidoras, todo el infierno con innumerables artimañas; todo, Santo mio, conspira á triunfar de mi constancia en ser puro. ¿Qué haré triste de mí, que no soy sino imbecilidad y flaqueza, si no sucumbir y perderme? Precisa me será una mano tan robusta como la vuestra para sacar me airoso y triunfante. Esta mano pues pido, esta deseo, y con esta cuento.
RAFAEL AMIGO DE
LAS OBRAS DE MISERICORDIA
Otro de los timbres, que más
ilustran y engrandecen á RAFAEL, es aquel vivo empeño que toma en atender y
recompensar las obras de misericordia, con que los hombres se socorren mutua y
especialmente la limosna.
Medítese &c. como el dio, primero.
COLOQUIO
Misericordia RAFAEL, yo no sé
ver en vos si no la más cabal y exacta imagen del Padre de las misericordias y
Dios de toda consolación. A imitación suya no contento con favorecer vos á
vuestros queridos hombres, formáis un empeño de que ellos se favorezcan
recíprocamente. Mientras que vos estabais acumulando mil importantes beneficios
sobre las dos casas de Raquel y Tobías, inculcabais con estilo enérgico el
ejercicio de la limosna y demás actos de beneficencia-Mejor es, decíais, la
limosna, que almacenar tesoros de oro. Ella
es la que preserva de la muerte: ella la que limpia los pecados, y el más
seguro garante de la misericordia de Dios y de la vida eterna, ¡Ay de mí! que
tengo un corazón tan de piedra para con mis hermanos. Toda miel y regalo para conmigo, reservo la
hiel y los ajenjos para los otros; y antes de arrostrar la menor incomodidad,
sufriré que padezca de hambre un infeliz.
DIA QUINTO.
RAFAEL ABOGADO DE
LA ORACION.
¡Es increíble la complacencia,
que perciben los Santos Ángeles en las oraciones que dirigen los hombres al
Omnipotente! Por esto se nos describen en el Apocalipsis con azafates de oro en
sus manos llenas de aromáticos olores, que como allí mismo se dice, son las
oraciones de los Santos, que ellos presentan como fragante timiama ante el inaccesible
Altar de la tremenda y centelleante Divinidad.
Cuando tú orabas con tierno
llanto, yo fui quien ofrecía á Dios tu oración. Así desabrochó su pecho,
hablando con Tobías Y no hay duda, que hará lo mismo con cuantos se dedican con
esmero á la Oración, especialmente, si invocan su auxilio con fervor y alentada
confianza; que por esto lo considera la Iglesia estar en pie con el incensario
en la mano delante el ara del Templo, como que está siempre en actitud de
ofrecer á Dios el oloroso perfume de nuestras oraciones.
Ya que sois, excelso Príncipe
RAFAEL, el abogado y promotor de la Oracion, alcanzadme de Dios el espíritu de
esta virtud elevadora, que transforma los hombres en Serafines. Ella es la que
corre la cortina á los sublimes espectáculos de la eternidad, entabla una
amistosa correspondencia entre Dios y el hombre, da al alma alas de paloma, con
que se traslada en un momento desde el abismo de la nada hasta el refulgente
solio de la divinidad, enerva la fuerza tirana de las pasiones, degüella los
vicios, da vida á las virtudes, hace llover del cielo mil saludables destellos
de toda suerte de favores; ella en fin enciende en el alma aquella dulce y
vehemente llama, que limpiándola de toda escoria de terrenos afectos, la eleva
á los místicos ósculos y abrazos del Dios del amor puro, hasta unirla y hacerla
un mismo espíritu con él.
DIA SEXTO
RAFAEL CONDUCTOR
DE LOS CAMINANTES.
Pasma verdaderamente la
cariñosa solicitud, que manifestó el grande RAFAEL en ofrecerse por compañero
de Tobías, y seguirle en todos los puntos de su famosa ruta. Disimulando la
alta dignidad de su carácter, y transformado en un joven viajero con el nombre
de Azarías para hacerse más franco y familiar ¿qué dulzura no usa en su trato?
¿De qué riesgos no le preserva? ¿Qué bienes no le alcanza? ¿Y qué saludables
preceptos y máximas no le inspira?
Medítese, &c. como en el día primero.
COLOQUIO.
A vos invoco, dulcísimo
RAFAEL, mientras que voy viajando por la peligrosa carrera de esta frágil y deleznable
vida. Más tímido é inexperto que el mozo Tobías, preciso será que os dignéis
asirme de la mano, para que no dé en algún horrible precipicio. Por todos los
puntos de esta derrota hay ladrones y asesinos, que están continuadamente
acechando, para hurtarme el oro de las virtudes, y hasta la vestidura de la
gracia, y quitarme con esto la vida del alma, que es la única verdadera vida.
Se hallan con frecuencia
caminos espaciosos y amenos, cubiertos de flores y de varios hechizos, á que se
nos llama con mil lisonjeros atractivos de honras, riquezas y placeres. De otra
parte, se presentan páramos desiertos, montes escabrosos, y ardientes arenales,
que meten grima y horror de solo verlos.
DIA SEPTIMO.
RAFAEL LIBERTADOR
EN LOS PELIGROS.
De ningún otro de los
espíritus Angélicos refiere la Sagrada escritura tantas particularidades y
pormenores, como de RAFAEL. La historia de Tobías no parece tambien sino la
historia de este humanísimo Arcángel. Allí pues se descubre su sabiduría y
prontitud en librar de los peligros al Hijo de aquel Héroe. Un pez descomunal
sale del fondo del rio Tigris, y va con furia á tragarse á aquel mozo, mientras
que este quería lavarse los pies.
Con no menos prevención libró
al mismo y su esposa Sara del inminente riesgo de la crueldad del Demonio,
enseñándoles el medio con que precaverse de su furor, y hacerse invulnerables á
sus tiros. Y si pudiésemos abrir aquí los anales de la Iglesia ¿no hallaríamos innumerables
testigos del pronto auxilio que experimentaron invocando á RAFAEL en sus peligros?
Acudamos pues á él con viva fe y será nuestro fiel libertador de cuantos males
pue dan amenazarnos.
COLOQUIO.
DIA OCTAVO.
RAFAEL PROVEEDOR
EN LAS NECESIDADES.
COLOQUIO.
Pero los bienes, de que con más ahínco os suplico me proveáis, son los bienes del alma, en cuyo confronto, según expresión del Sabio, ni la plata es más que lodo, ni el oro sino contentible arena, ni todas las riquezas merecen otro nombre que el de la nada, ¿De qué me serviría, que montes de oro precediesen mi carro triunfal, como al de Pompeyo; si en remate quedase para siempre priva do de las verdaderas riquezas, de que hace magnífica ostentación el Rey inmortal de los siglos, en aquel brillante Reino que mide su duración con la eternidad ? ¿Seré tan loco como Esaú, que por un puñado de legumbres venda tan rico patrimonio? No, no, Santo mio. Lo que primero pido es el Reino de Dios y su justicia; y lo demás solo por añadidura. Esto espero de vos.
DIA ÚLTIMO.
RAFAEL MEDICO DE NUESTRA SALUD.
Si bien en todo género de
urgencias se ha mostrado siempre RAFAEL, un dulce amigo de los hombres; pero lo
que más peculiarmente le distingue y caracteriza es el oficioso anhelo, con que
se interesa en curar nuestras enfermedades. Su nombre es ya el más completo
elogio; pues RAFAEL, significa Medicina de Dios. ¿Qué enfermedad habrá tan
renitente, que no ceda á tal medicina, y á tal Médico? Cede en efecto la
ceguera de Tobías: cede la obsesión de Sara: cede la devorante melancolía de
Ana y de Raquel: toda aflicción, en fin, toda dolencia cede.
Persuadida la Iglesia Santa de esta verdad consoladora, invoca en las enfermedades de sus hijos á este Ángel de la Piscina, como al único instrumento de que se vale Dios en todas las curaciones milagrosas, como dicen los " Santos Padres Gregorio y Agustino. La ciudad de Córdova con solo acudir á éste Médico celestial, y colocar su imagen en el pináculo de su Catedral, vio cesar repentinamente una peste asoladora, que iba acabando con todos sus vecinos, sembrando por todo el llanto el luto y la orfandad. ¿Qué beneficios no percibió de él aquel inmortal Héroe de la caridad con los enfermos San Juan de Dios, hasta verle con el hábito de su Orden servir y curar á aquellos, y tenerle por su agonizante en la última hora de su vida? Acudamos pues á él con viva fe, y sanará nuestras enfermedades.
COLOQUIO.
Pero ante de todo os suplico miréis con ojo compasivo las innumerables enfermedades de que adolece mi alma. ¡Oh que campo tan ancho ofrecen estas á vuestra compasion y humanidad! La hinchazón de la soberbia me tiene todo entumecido: la comezón de la codicia me irrita: la maligna calentura de la lujuria me enciende: la inflamatoria ira me' agita: el bolismo de la gula me embrutece: el tétrico humor de la envidia me tiene pálido y afilado; Y la gota de la pereza me tiene del todo paralizado.
Tantos, tan graves, y tan inveterados males solo la medicina de Dios podrá curarlos. Vos pues, á quien honra el Todopoderoso con tan interesante dictado, enterneceos sobre tan horroroso cúmulo de males, curando las dolencias de aquellos vicios capitales con los medicamentos de las virtudes opuestas. Este es el fruto especial, que deseo alcanzar por vuestra mediación en esta Novena; pues él. Solo me asegura la salud eterna en la gloria.
Y para más obligaros unido mi espíritu con las tres (Jerarquías de los Ángeles, saludo á la Sacrosanta é individua Trinidad con tres Padre nuestros, tres Ave Marías y un Gloria Patri
AL ARCANGEL SAN RAFAEL.
De Dios intimo PrivadoY su ministro escogido;
Rafael de Dios queridoDad la salud invocada.
Tú eres en naturaleza
Un puro espíritu, y tal,
Que en la Corte Celestial
Descuella tu grande Alteza:
Al Sol vences en belleza,
Del eterno sol bañador:
Rafael…
En aquella antigua lid,
En que el valiente Miguel
Ajo al soberbio Luzbel,
Fuisteis invencible adalid:
Tropas del abismo huid,
Pues ambos os han hollado:
Rafael…
De los siete más vecinos
Al trono augusto de Dios
Por uno os cuentan á vos
Los oráculos divinos:
Nuestros discursos mezquinos
Vence tan noble dictado
Rafael...
Principado en dignidad,
En las luces Querubín,
En las llamas Serafín,
Y Trono en la majestad:
Reúnes la autoridad
Del Angélico Senado:
Rafael…
Aunque tan grande en el Cielo
Del hombre no os desdeñáis,
De allá á la tierra bajáis
Para su guía y consuelo:
De Dios tomando el modelo
A nadie os negáis llamado:
Rafael…
Por vos Tobías el mozo
Libre de un susto mortal
Halló bienes sin igual,
Halló mujer, halló gozo:
Por vos llena el alborozo
A Raquel su suegro amado:
Rafael…
Sara antes entristecida
Con siete maridos muertos,
(Por ti echado á los desiertos
Asmodeo) vuelve á vida:
Y á un santo marido unida
Prole feliz le has logrado:
Rafael…
Tu de Gabelo el dinero
Para Tobías cobraste,
Tu siempre caudal hallaste
Al que te ama con esmero:
Siempre en tí un fiel
tesorero,
Halla el bien intencionado:
Rafael….
Tú á Tobías el mayor,
Ya de muchos años ciego,
Con hiel de un pez diste luego
De la vista el resplandor:
Loa el anciano al Señor
Y ve al hijo suspirado:
Rafael…
Tu ofreces en copa de oro
Al gran Rey de la alta Sion
La limosna, la oracion
Y del pecho humilde el lloro:
La piedad es tu decoro
Y hacer bien al angustiado:
Rafael…
Ángel de salud te llama
La Iglesia la cual opina,
Que el Ángel de la Piscina
Eres tu: y quien á ti clama
De tu caridad la llama
Presto siente remediado:
Rafael…
Ya tu nombre mismo expresa,
Que eres de Dios Medicina:
De socorros rica mina
Todo el mundo te confiesa:
¡Feliz el que te profesa
Un amor fiel y alentado!
Rafael…
No es Córdoba solamente
La que por tí apadrinada
Se vio pronto libertada
De un contagio pestilente:
A cualquiera edad y gente
La salud has alcanzado:
Rafael…
Pues siempre das grato oído,
Al que te llama confiado:
RAFAEL de Dios querido
Dad la salud invocada.
PRINCEPS gloriosissime, Raphael Archangele, esto memor
nostri: hic et ubique semper precare pro nobis Filium Dei, alleluia,
alleluia.
V. Stetit, Ángelus juxta aram templi.
R. Habens thuribulum aureum in manu sua.
Deus qui beatum Raphaélem Archangelum Tobias famulo tuo
comítem dedisti in via: con cede nobis famulis tuis: ut ejusdem semper
protegamur custodia, & muniamur auxilio. Per Christum Dominum nostrum.
Amen.
Oh Gloriosísimo Príncipe, Arcángel Rafael, acuérdate de
nosotros, aquí y en todas partes: ora siempre al Hijo de Dios por nosotros,
aleluya, aleluya
V. Un Angel se puso junto al Altar del templo
R. Con un incensario de oro en su mano
Oh Dios que has dado a Tobías tu siervo al bendito
Arcángel Rafael, como compañero para el viaje, concédenos la gracia, a quienes
también somos tus siervos, que también podamos ser protegidos por su vigilancia
y fortificados por su ayuda. Por Nuestro Señor Jesucristo. Amén
Letania a San Rafael Arcangel
Señor, ten piedad de nosotros.
Señor, ten piedad de nosotros.
Cristo, ten piedad de
nosotros. Cristo, ten piedad de nosotros.
Cristo escúchanos. Cristo, amablemente escúchanos a nosotros.
Dios el Padre del Cielo, ten misericordia de nosotros.
Dios Hijo, Redentor del mundo,
ten misericordia de nosotros.
Dios el Espíritu Santo, ten misericordia de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo
Dios, ten piedad de nosotros.
Santa María, Reina de los Ángeles,
ruega por nosotros.
San Rafael, ruega por nosotros.
San Rafael, lleno de la
misericordia de Dios, ruega por nosotros.
San Rafael, perfecto adorador
de que la Palabra de Dios, ruega por
nosotros.
San Rafael, el terror de los
demonios, ruega por nosotros.
San Rafael, exterminador de
vicios, ruega por nosotros.
San Rafael, la salud de los
enfermos, ruega por nosotros.
San Rafael, nuestro refugio en
todas nuestras pruebas, ruega por
nosotros.
San Rafael, guía de los
viajeros, ruega por nosotros.
San Rafael, consuelo de los
presos, ruega por nosotros.
San Rafael, la alegría
de la Dolorosa, ora por nosotros.
San Rafael, lleno de celo por
la salvación de las almas, ruega por
nosotros.
San Rafael, cuyo nombre
significa "Dios sana", ruega
por nosotros.
San Rafael, amante de la
castidad, ruega por nosotros.
San Rafael, azote de los
demonios, ruega por nosotros.
San Rafael, en la peste, la
hambruna y la guerra, ruega por nosotros.
San Rafael, ángel de la paz y
la prosperidad, ruega por nosotros.
San Rafael, dotado con la
gracia de la curación, ora por nosotros.
San Rafael, guía segura en el
camino de la virtud y la santificación, ruega
por nosotros.
San Rafael, ayuda de todos los
que imploran tu asistencia, ruega por
nosotros.
San Rafael, que fuiste guía y
consuelo de Tobías en su viaje, ruega por
nosotros.
San Rafael, a quienes las
Escrituras alaban: "Rafael, el santo ángel del Señor, enviado a
curar", ruega por nosotros.
San Rafael, nuestro abogado, ruega por nosotros.
Cordero de Dios que quita los
pecados del mundo, ten piedad de nosotros, Señor.
Cordero de Dios que quita los
pecados del mundo, escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quita el
pecado del mundo, ten misericordia de nosotros.
Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
Ruega por nosotros, San
Rafael, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor
Jesucristo.
Señor, Jesucristo, por la
oración del Arcángel Rafael, concédenos la gracia de evitar todo pecado y de
perseverar en toda buena obra hasta llegar a nuestro destino celestial, Tú que
vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén