"POR LA CONVERSION DE LOS INFIELES"

¡Dios te salve, María, Virgen y Madre de Dios! Aunque miserable pecador, vengo con la mayor confianza a postrarme a vuestros pies santísimos, bien persuadido de ser por ti socorrido de que eres la que, con tu gracia y protección poderosa, alcanzas al género humano todas las gracias del Señor. Y si estas suplicas no bastaran pongo por medianeros y abogados a los nueve coros de los Ángeles, a los Patriarcas, y Profetas, a los Apóstoles y Evangelistas, a los Mártires, Pontífices y Confesores; a las Vírgenes y Viudas; a todos los Santos del Cielo en especial al Cura de Ars, Santa Filomena, San Francisco de Asís, San Benito y justos de la tierra. Cuiden de esta página y de lo que aquí se publica para el beneficio de los fieles de la Iglesia Católica; con el único fin de propagar la fe. Que, esta página sea, Para Mayor Gloria de Dios.

viernes, 26 de febrero de 2010

Intimidad Divina P. Gabriel de Sta. M. Magdalena, O.C.D.


EL PECADO

Presencia de Dios. - ¡Oh Jesús Crucificado!

Hazme comprender la enorme malicia del pecado.

PUNTO PRIMERO.- La esencia de la perfección cristiana consiste en la unión con Dios mediante la caridad. Pero, mientras esta virtud, conformando nuestra voluntad con la voluntad divina nos une a Dios, el pecado grave, oponiéndose directamente a la voluntad de Dios, produce el efecto contrario. En otras palabras, la caridad es la fuerza que une al hombre a Dios, el pecado es la fuerza que lo aparta de Dios. El pecado grave, es, por lo tanto, el mayor enemigo de la vida espiritual, pues no solamente atenta contra ella, sino que la destruye en sus elementos constitutivos, la caridad y la gracia. Esta destrucción, esta muerte espiritual es justamente la consecuencia inevitable del pecado, acto por el cual el hombre se aparta voluntariamente de Dios, fuente de vida, de caridad y de gracia. Y así como una rama desgajada del tronco no puede vivir, lo mismo pasa en el alma que se separa de Dios.

Y aunque Dios, en su calidad de causa universal, continua estando presente en el alma del pecador, lo mismo que en todas las demás cosas, no lo está, sin embargo, como Padre, como Huésped, como Trinidad que se ofrece al alma como objeto de conocimiento y amo. Y el alma, creada para ser templo de la Trinidad, se hace de esta manera voluntariamente incapaz de vivir en compañía de la Santísima Trinidad, se cierra a sí misma el camino para la unión divina, y podríamos decir que obliga al mismo Dios a que rompa todas las relaciones de amistad con ella. Y todo esto por haber preferido al Bien sumo, que es Dios, el bien limitado y caduco de una miserable criatura, de una satisfacción egoísta, de un placer terreno. En esto consiste la malicia del pecado: repudiar el bien divino, traicionar al Creador, al Padre, al Amigo. «¡Oh, que no entendemos que es el pecado una guerra campal contra Dios de todos nuestros sentidos y potencias del alma! El que más puede, mas traiciones inventa contra su Rey (TJ. ex. 14,2)

¡Oh mi Dios y mi verdadera fortaleza! ¿Qué es esto, Señor , que para todo somos cobardes, si no es para contra Vos? Aquí se emplean todas las fuerzas de los hijos de Adán. Y si la razón no estuviesen tan ciega, no bastarían las de todos juntos para atreverse a tomar armas contra su Criador y sustentar guerra continua contra quien los puede hundir en los abismos en un momento; sino, como esta ciega, quedan como locos que buscan la muerte porque en su imaginación les parece con ella ganar la vida... ¡Oh Sabiduría que no se puede comprender! ¡Cómo fue necesario todo el amor que tenéis a vuestras criaturas para poder sufrir tanto desatino, y aguardar a que sanemos, y procurarlo con mil maneras de medios y remedios! Cosa es que me espanta cuando considero que falta el esfuerzo para irse a la mano de una cosa muy leve y que verdaderamente se hacen entender a sí mismos que no pueden, aunque quieren, quitarse de una ocasión y apartarse de un peligro adonde pierden el alma, y que tengamos esfuerzo y ánimo para acometer a una tan gran Majestad, como sois Vos. ¿Qué es esto , Bien mío? ¿qué es esto? ¿quién da estas fuerzas? (TJ. ex. 12-1-2)

PUNTO SEGUNDO.- Si queremos comprender mejor la malicia del pecado mortal, debemos considerar los desastrosos efectos que produce. Un solo pecado transformo en un instante a Lucifer de ángel de luz en príncipe de las tinieblas y lo hizo enemigo eterno de Dios. Un solo pecado privo a Adán y a Eva del estado de gracia y de amistad con Dios, despojándolos de todos los dones sobrenaturales y preternaturales y condescendientes. Un solo pecado basto para abrir un abismo entre Dios y los hombres, cerrando al género humano toda posibilidad de unirse con Dios.

Pero la malicia y la fuerza destructora del pecado aparecen todavía mas en al Pasión de Jesús. Los miembros desgarrados de Cristo y su muerte de cruz dolorosísima nos dicen que el pecado es una especia de deicidio. Jesús, el más hermoso de los hijos de los hombres, quiso cargar sobre si el efecto de nuestros pecados, apareciendo «despreciado, desecho de los hombres, varón de dolores..., traspasado por nuestras iniquidades», de tal manera que «desde, la planta del pie hasta la cabeza no hay en El nada sano» (Is.53,3 y 5;1,6) El pecado martirizo a Cristo y lo condujo a la muerte; pero El abrazo voluntariamente su Pasión y muerte, «quia ipse voluit» (Ib. 53,7), porque quiso con su muerte destruir el pecado y restaurar en el hombre la amistad divina.

Jesús, nuestra Cabeza, quiere que también nosotros, sus miembros, tomemos parte en esta acción exterminadora del pecado: extirpando primero en nosotros hasta en sus más profundas raíces, es decir en nuestras malas tendencias. Y esto por ley de solidaridad, pues el mal de uno es también mal de los otros y todo pecado gravita sobre el mundo, intentando apartarlo de su centro, que es Dios.

Por eso todos los cristianos y especialmente las almas consagradas a Dios, deben sentirse profundamente interesados en esta lucha contra el pecado, y deben combatirlo con todos los medios aptos: con la penitencia y la oración. expiatoria, y sobre todo con el amor. El amor de caridad, si es perfecto, destruye el pecado con más rapidez y perfección que el fuego del purgatorio, aun sin ninguna manifestación externa. He aquí por que los Santos pudieron convertir tantas almas, porque Dios se sirvió del fuego de su caridad para destruir los pecados de los hombres.

"¡Oh, válgame Dios, Señor! ¡Oh, qué dureza! ¡Oh, qué desatino y ceguedad! Que si se pierde una cosa, una aguja, o un gavilán que no aprovecha mas de dar un gustillo a la vista de verle volar por el aire, no da pena, ¡y que no la tengamos de perder esta Águila caudalosa de la majestad de Dios y un reino que no ha de tener fin el gozarle! ¿Qué es esto? ¿qué es esto? Yo no lo entiendo. Remediad, Dios mío, tan gran desatino y ceguedad" (TJ. Ex. 14.4)

" Yo quedé tan lastimada de la perdición de tantas almas, que no cabía en mi... clamaba a Nuestro Señor, suplicándole diese medio como yo pudiese algo para ganar algún alma para su servicio, pues tantas llevaba el demonio, y que pudiese mi oración algo, ya que no era para más" (TJ. fd. 1,7). "Parecíame que mil vidas pusiera yo para remedio de una alma de las muchas que allí se perdían" (Cam. 1,2). " Y así se acaece que cuando en las vidas de los Santos leemos que convirtieron almas, mucha mas devoción me hace y mas ternura y mas envidia que todos los martirios que padecen; por ser esta la inclinación que Nuestro Señor me ha dado, pareciéndome que precia más un alma que por nuestra industria y oración le ganásemos mediante su misericordia, que todos los servicios que le podemos hacer" (Fd. 1,7).

3 comentarios:

  1. Jesús, nuestra Cabeza, quiere que también nosotros, sus miembros, tomemos parte en esta acción exterminadora del pecado: extirpando primero en nosotros hasta en sus más profundas raíces, es decir en nuestras malas tendencias.


    si, yo me atreviera a preguntarme cuanto amo a Dios,la respuesta gritaría silenciosamente por si misma. seria suficiente el contemplar mi propia historia, cuánto odio el pecado?
    conozco y reconozco mi propio pecado?
    lucho, me esfuerzo por no pecar,por no caer en tentación?
    Practico las recomendaciones del Divino Maestro?
    velad y permanecer orando,vigilando en todo momento en todo lugar?
    mantengo una vida sacramental activa,honesta y digna de un verdadero hijo(a) de Dios.

    Es de suma importancia detenernos un poco y meditar en nuestro pecado y el amor incondicional con el que Dios Padre nos ha amado desde siempre.

    la verdad es que se vive en pecado porque no conozco al Amor,vivo una vida sin color,
    ni sabor, ni luz.
    vivo una vida sin vivir y, camino un camino sin avanzar; simple y sencillamente por que no conozco al Amor..

    Nuestra Fe es un verdadero tesoro, un tesoro que no hemos sabido aquilatar porque nos da miedo conocer nuestro pecado y la necesidad que tenemos de cambiar..
    que hermosa la vida de los santos que se atrevieron a todo para lograr poseerlo todo..

    gracias, por esta reflexion.

    Dios permita que todos logremos la libertad de verdaderos hijos de Dios y asi contribuir en la converción de mucho, muchos mas...

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  2. Mary,

    Agradezco sus comentarios para este articulo. Desgraciadamente muchas almas se pierden por falta de caridad en nuestras propias vidas. Pidamos perdón a Dios por tantos agravios cometidos.

    Que Nuestro Señor rico en misericordia junto con María Santísima le sigan dando muchas bendiciones. Gracias por tomarse el tiempo de escribirnos.

    Un abrazo en Cristo Rey,

    Juancarlos Mendoza.

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  3. Nuestra Asociacón Guadalupana de Santa Catalina de Siena tiene más de 36 años trabajando en el nombre de nuestra Santisima Virgen de Guadalupe por nuestro Dios. El 7 de febrero, 2010 entregamos nombres de membros con el compromiso de rezar 2,342 rosarios por los obispos, para que aumente el numero de sacerdotes, que los sacerdotes que tomaron sus votos de sacerdotes sean fiel a su llamado. Para fin al aborto y todas las otras peticiónes en nuestros altares en casa. Gracias señor por darnos la oportunidad de servirle.

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