"POR LA CONVERSION DE LOS INFIELES"

¡Dios te salve, María, Virgen y Madre de Dios! Aunque miserable pecador, vengo con la mayor confianza a postrarme a vuestros pies santísimos, bien persuadido de ser por ti socorrido de que eres la que, con tu gracia y protección poderosa, alcanzas al género humano todas las gracias del Señor. Y si estas suplicas no bastaran pongo por medianeros y abogados a los nueve coros de los Ángeles, a los Patriarcas, y Profetas, a los Apóstoles y Evangelistas, a los Mártires, Pontífices y Confesores; a las Vírgenes y Viudas; a todos los Santos del Cielo en especial al Cura de Ars, Santa Filomena, San Francisco de Asís, San Benito y justos de la tierra. Cuiden de esta página y de lo que aquí se publica para el beneficio de los fieles de la Iglesia Católica; con el único fin de propagar la fe. Que, esta página sea, Para Mayor Gloria de Dios.

lunes, 13 de septiembre de 2010

14 DE SEPTIEMBRE LA FIESTA DE LA EXALTACION DE LA SANTA CRUZ


CRUX fidelis, inter omnes, arbor una nobilis;
Nulla talem silva profert,
Flore, fronde, germine.
Dulce lignum, dulci clavos, dulce pondus sustinens!



¡Cruz Fiel! sobre cualquier otra,
¡Único Árbol Noble!
Ninguno en follaje, ninguno en flor,
ninguno en fruto parecido en ti puede ser;
¡Madero más Dulce e hierro más dulce!
¡Peso más Dulce se cuelga de Ti!



Hacia el año 320 la Emperatriz Sta. Elena de Constantinopla encontró la Vera Cruz, la cruz en que murió Nuestro Señor Jesucristo, La Emperatriz y su hijo Constantino hicieron construir en el sitio del descubrimiento la Basílica del Santo Sepulcro, en el que guardaron la reliquia.

Años después, el rey Cosroes II de Persia, en el 614 invadió y conquistó Jerusalén y se llevó la Cruz poniéndola bajo los pies de su trono como signo de su desprecio por el cristianismo. Pero en el 628 el emperador Heraclio logró derrotarlo y recuperó la Cruz y la llevó de nuevo a Jerusalén el 14 de septiembre de ese mismo año. Para ello se realizó una ceremonia en la que la Cruz fue llevada en persona por el emperador a través de la ciudad. Desde entonces, ese día quedó señalado en los calendarios litúrgicos como el de la Exaltación de la Vera Cruz.

ORIGEN DE LA FIESTA
La costumbre de venerar la Santa Cruz se remonta a las primeras épocas del cristianismo en Jerusalén. Esta tradición comenzó a festejarse el día en que se encontró la Cruz donde padeció Nuestro Señor.

La tradición cuenta que el emperador, vestido con las insignias de la realeza, quiso llevar en exaltación la Cruz hasta su primitivo lugar en el Calvario, pero su peso se fue haciendo más y más insoportable. Zacarías, obispo de Jerusalén, le hizo ver que para llevar a cuestas la Santa Cruz, debería despojarse de sus vestidos reales e imitar la pobreza y humildad de Jesús. Heraclio con pobres vestidos y descalzo pudo así llevar la Cruz hasta la cima del Gólgota.

Para evitar nuevos robos, la Santa Cruz fue partida. Una parte se llevó a Roma, otra a Constantinopla; una se dejó en Jerusalén y una más se partió en pequeñas astillas para repartirlas en diversas iglesias del mundo entero.


OREMOS "¡Oh Espíritu de verdad! Hazme conocer a tu Verbo enséñame a recordar todo lo que El ha dicho, ilumíname, guíame hazme conforme a Jesús, un "alter Christus", comunicándome sus virtudes, en particular: su humildad, su obediencia; hazme participante de su obra redentora deseando amar la cruz.

"¡Oh Espíritu Santo! Heme en tu presencia como un pequeño fruto de agraz que debe madurar al sol, como una pajuela que deber ser quemada al sol, como una gota de roció que debe ser absorbida por el sol, como una niña ignorante que debe ser instruida. ¡Oh Espíritu Santo que te difundes en el alma pequeña pobre y humilde! Quiero presentarme a ti en esta actitud y con estas disposiciones te invoco: "Veni, Sancte Spiritus, sanctifica me". "Tengo tantos deseos de ser santa! Santifícame Tu, hazme gran santa pronto santa, sin que yo lo sepa, en lo oculto de mi vida cotidiana (Hermana Carmelita del Espíritu Santo, CD.)

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