"POR LA CONVERSION DE LOS INFIELES"

¡Dios te salve, María, Virgen y Madre de Dios! Aunque miserable pecador, vengo con la mayor confianza a postrarme a vuestros pies santísimos, bien persuadido de ser por ti socorrido de que eres la que, con tu gracia y protección poderosa, alcanzas al género humano todas las gracias del Señor. Y si estas suplicas no bastaran pongo por medianeros y abogados a los nueve coros de los Ángeles, a los Patriarcas, y Profetas, a los Apóstoles y Evangelistas, a los Mártires, Pontífices y Confesores; a las Vírgenes y Viudas; a todos los Santos del Cielo en especial al Cura de Ars, Santa Filomena, San Francisco de Asís, San Benito y justos de la tierra. Cuiden de esta página y de lo que aquí se publica para el beneficio de los fieles de la Iglesia Católica; con el único fin de propagar la fe. Que, esta página sea, Para Mayor Gloria de Dios.

domingo, 3 de abril de 2016

EL PRIMER HOMBRE Y LA PRIMERA MUJER

EL PRIMER HOMBRE
Y LA PRIMERA MUJER


Dios creó la primera pareja humana: el hombre la mujer, que Él destino a completarse mutuamente.  En los dos sexos unidos ha realizado el Creador el ideal de la humanidad.
          Cada sexo tiene sus características; unidos verifican adecuadamente la noción de hombre.
          Dios ha asignado al hombre el trabajo vigoroso que exige firmeza y energía.  Su voluntad es fuerte, su carácter inquebrantable; en sus resoluciones es constante.  Experimenta un gozo intenso en el ejercicio completo de sus facultades en la lucha por la vida.  Pronto veríamos arruinado el organismo de la mujer si con sus fatigas hubiera de ganar el pan de cada día.
          Su misión es el velar por la familia, el emplear su afecto sin límites en la educación de sus hijos y regocijar con una sonrisa la frente preocupada del marido al volver de su trabajo.  Su fuerza no igual a la del hombre, pero es en cambio más paciente y perseverante.
          Dios ha realizado el ideal de la humanidad al crear al hombre y la mujer.  Los atractivos incomparables de la vida de familia, el amor conyugal, el cariño de los hijos, aun el patriotismo, tienen su fundamento en la distinción de los dos sexos.
          El mundo tiene necesidad del hombre, tiene necesidad de la mujer. Necesita la fuerza del primero y la ternura de la segunda.  Necesita la tenaz energía del hombre y el afecto, la belleza, la sensibilidad de la mujer.  He ahí la razón por la cual Dios colocó en el paraíso terrenal la primera mujer al lado del primer hombre.

Dr. Toth Tihamer



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