"POR LA CONVERSION DE LOS INFIELES"

¡Dios te salve, María, Virgen y Madre de Dios! Aunque miserable pecador, vengo con la mayor confianza a postrarme a vuestros pies santísimos, bien persuadido de ser por ti socorrido de que eres la que, con tu gracia y protección poderosa, alcanzas al género humano todas las gracias del Señor. Y si estas suplicas no bastaran pongo por medianeros y abogados a los nueve coros de los Ángeles, a los Patriarcas, y Profetas, a los Apóstoles y Evangelistas, a los Mártires, Pontífices y Confesores; a las Vírgenes y Viudas; a todos los Santos del Cielo en especial al Cura de Ars, Santa Filomena, San Francisco de Asís, San Benito y justos de la tierra. Cuiden de esta página y de lo que aquí se publica para el beneficio de los fieles de la Iglesia Católica; con el único fin de propagar la fe. Que, esta página sea, Para Mayor Gloria de Dios.

lunes, 24 de agosto de 2009

MORTIFICACIÓN INTERNA POR SAN ANTONIO MA. CLARET


APETITO SENSITIVO


El apetito sensitivo encierra dos potencias: llamase la una irascible, y concupiscible la otra; estas dos potencias son el asiento de las pasiones. Por esta palabra , pasión, entendemos los movimientos del apetito sensitivo, que nos impulsan a conseguir un bien o a huir de un mal previamente conocido.

Once son las pasiones: seis de la parte concupiscible, y cinco de la parte irascible. Las seis primeras son: amor, odio, deseo, fuga, gozo y tristeza. Las cinco de la parte irascible son: esperanza, desesperación, temor audacia e ira.

Las pasiones, en sí mismas, ni son buenas ni son malas. Pueden compararse con los humores del cuerpo, que, si están bien equilibrados, causan o conservan la salud corporal; pero que, si se desconciertan, dan por resultado las enfermedades, y por fin la muerte.
Así las pasiones, si están, regidas y ordenadas por la razón, son una mina de virtudes morales; pero si se desconciertan, son un manantial de vicios, culpas y pecados. Por este motivo conviene en gran manera tenerlas del todo sujetas a las leyes de la razón, y si acaso, sin advertirlo, se levantan contra ella como caballos indómitos, luego al reparar en ello, sujetarlas con las riendas de la misma razón.
De tener de esta suerte mortificadas las pasiones se sigue el inapreciable bien de la tranquilidad del ánimo, la paz del corazón, y en este mundo se goza ya de un cielo anticipado.

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