
La imaginación no puede estar ociosa; conviene, por lo tanto, tenerla siempre ocupada en cosas útiles, y al efecto te servirán los avisos siguientes:
1º Procuraras darle pasto de pensamientos útiles y provechosos, teniendo gran cuidado en dar de mano al momento a los pensamientos malos, porque si una vez los dejas entrar, no los echaras después tan fácilmente.
2º Guarda las puertas de los sentidos corporales, teniéndolas cerradas a cuanto pueda perjudicar el alma, pues has de saber que en vano trabaja para mortificar la imaginación el que no procura antes mortificar los sentidos corporales.
3º No estés jamás ocioso; procura siempre estar ocupado en cosas del servicio de Dios, del bien del prójimo y en los que demandan los deberes de tu estado, porque así ocupada la imaginación, no se desvanecerá en cosas inútiles o dañosas.
4º Piensa que estas en la presencia de Dios, que es el juez que ha de juzgar, no solo tus palabras y obras, sino también tus pensamientos; y delante de este Dios juez, ¿te atreverás a pensar en lo que no te atreverías delante de un hombre que penetrase tus pensamientos?
GRATIAS TIBI DEUS
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