En pleno año 2010, parece como si nunca hubiera llegado el mensaje del Evangelio a estas tierras de América, aún se sigue creyendo en lo que creían los que no tenían conocimiento del único y verdadero Dios, uno y trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Se sigue creyendo en las creencias del México prehispánico, se cree y practica la festividad mexicana y centroamericana del Día de Muertos, que se celebra también en muchas comunidades de Estados Unidos, donde existe una gran población mexicana y centroamericana.
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México son anteriores a la llegada de los Misioneros Españoles. Los antiguos Mexicanos, vivían en tinieblas, porque aún no llegaba a ellos la luz que alumbra a todo hombre que viene a este mundo, no habían oído hablar de aquél que es el Camino la Verdad y la Vida, por lo cual nadie va al Padre sino es por Él.
Las diferentes culturas tales como:
Olmecas, Mayas, Teotihuacanos, Toltecas, Aztecas, Zapotecos, Tarascos, Mexicas, tenían sus propias creencias, sobre el destino de los muertos, de entre sus creencias resalta esta, la de El Mictlán, lugar destinado a quienes morían de muerte natural.
Este lugar era habitado por Mictlantecuhtli y Mictacacíhuatl, señor y señora de la muerte. Era un sitio muy oscuro, sin ventanas, del que ya no era posible salir.
El camino para llegar al Mictlán era muy tortuoso y difícil, pues para llegar a él, las almas debían transitar por distintos lugares durante cuatro años. Luego de este tiempo, las almas llegaban al Chignahuamictlán, lugar donde descansaban o desaparecían las almas de los muertos.
Para recorrer este camino, el difunto era enterrado con un perro, el cual le ayudaría a cruzar un río y llegar ante Mictlantecuhtli, a quien debía entregar, como ofrenda, atados de teas y cañas de perfume, algodón (ixcátl), hilos colorados y mantas.
Quienes iban al Mictlán recibían, como ofrenda, cuatro flechas y cuatro teas atadas con hilo de algodón.
Los entierros prehispánicos eran acompañados de ofrendas que contenían dos tipos de objetos: los que, en vida, habían sido utilizados por el muerto, y los que podría necesitar en su tránsito al inframundo.
De esta forma, era muy variada la elaboración de objetos funerarios: instrumentos musicales de barro, como ocarinas, flautas, timbales y sonajas en forma de calaveras; esculturas que representaban a los dioses mortuorios, cráneos de diversos materiales (piedra, jade, cristal), braseros, incensarios y urnas.
Las fechas en honor de los muertos son y eran muy importantes, tanto, que les dedicaban dos meses.
Durante el mes llamado Tlaxochimaco, se llevaba a cabo la celebración denominada Miccailhuitontli o fiesta de los muertitos, alrededor del 16 de julio.
Esta fiesta iniciaba cuando se cortaba en el bosque el árbol llamado xócotl, al cual le quitaban la corteza y le ponían flores para adornarlo. En la celebración participaban todos, y se hacían ofrendas al árbol durante veinte días.
En el décimo mes del calendario, se celebraba la Ueymicailhuitl, o fiesta de los muertos grandes. Esta celebración se llevaba a cabo alrededor del 5 de agosto, cuando decían que caía el xócotl. En esta fiesta se realizaban procesiones que concluían con rondas en torno al árbol. Se acostumbraba realizar sacrificios de personas y se hacían grandes comidas. Después, ponían una figura de bledo en la punta del árbol y danzaban, vestidos con plumas preciosas y cascabeles. Al finalizar la fiesta, los jóvenes subían al árbol para quitar la figura, se derribaba el xócotl y terminaba la celebración. En esta fiesta, la gente acostumbraba colocar altares con ofrendas para recordar a sus muertos, lo que es el antecedente del actual altar de muertos.
Como verán esto es lo que muchos “Cristianos” celebran hoy 2 de Noviembre.
Para los Misioneros Españoles, no fue tan fácil cambiar la mentalidad de manera radical, es por eso que algunos misioneros no quitaron esa costumbre, pero sí le cambiaron el sentido de pagano a cristiano y a eso se le llama una actividad misionera.
Más bien le fueron añadiendo algunos elementos cristianos para quitar el culto a creencias paganas y sólo tributarlo al único Dios verdadero, uno y trino.
Pero, nos encontramos a una enorme distancia de aquél tiempo al nuestro, por lo cual ahora que conocemos el mensaje del Evangelio, ya no son necesarios estos altares de muertos, paganos, cristianizados.
Los paganos creían que los rumbos destinados a las almas de los muertos estaban determinados por el tipo de muerte que habían tenido, y no por su comportamiento en la vida. Los paganos tenían la creencia que los muertos venían a comer lo que ellos ofrendaban en sus altares.
Nosotros los Cristianos creemos que existe el infierno, el purgatorio y el paraíso, se llama así al «tercer cielo» al que San Pablo es conducido en éxtasis (II Corintios 12:4) y a la morada eterna donde vivirán los justos (San Lucas 23:43: Nuestro Señor Jesucristo dice al buen ladrón «hoy estarás conmigo en el paraíso»).
Creemos que Nuestro Señor Jesucristo venció la muerte y resucitó.Creemos en aquellas palabras que dijo:
“Todo el que crea en mi aunque muera vivirá” (San Juan. 60,40)
“El que coma mi cuerpo y beba mi sangre tendrá vida eterna y yo lo resucitaré en el ultimo día” (San Juan. 6,54)
Así como aquello de:
“Yo te aseguro que hoy, estarás conmigo en el paraíso” (San Lucas. 24,43)
por lo tanto los muertos están con Dios.
¿O en el fondo, llegamos a creer que nuestros muertos comen las ofrendas?
Nuestro Señor Jesucristo no enseñó eso ¿A quien seguimos? ¿Qué creemos?
Para nosotros los Cristianos Católicos la mejor forma de honrar y ayudar a nuestros difuntos es participando del Santo Sacrificio de la Misa,confesarnos para poder comulgar y ofrecer la comunión por ellos el 2 de Noviembre, rezar por ellos y ofrecer sufragios.
La Iglesia Católica Apostólica y Romana no celebra la muerte, si no la vida, porque Cristo ya la venció con su Resurrección, de ahí que en el lenguaje Cristiano Católico se dice día de los Fieles Difuntos y no día de muertos. Éste se entiende en el lenguaje popular, no en el litúrgico. Se debe entender, todos aquellos que fueron fieles a Cristo y ya murieron.
Así debemos conmemorar este día dando testimonio de nuestra vida cristiana.
¿Qué es mejor? ¿Comulgar y pedir por nuestros difuntos o poner un altar en donde se ofrenda comida que bien se puede dar a la gente necesitada y que lo más común es que se tire porque ya no sirve para su consumo?
Por Arturo Medina Muñoz.
Editor del Blog.Blog dedicado a Monseñor Doctor Isidro Puente Ochoa Jr.
Fuentes consultadas:
http://es.wikipedia.org/wiki/Dia_de_muertos
http://www.diocesisdecelaya.org.mx/index.php/Pastoral/¿Podemos-poner-altar-de-muertos-los-grupos-juveniles.html
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