"POR LA CONVERSION DE LOS INFIELES"
¡Dios te salve, María, Virgen y Madre de Dios! Aunque miserable pecador, vengo con la mayor confianza a postrarme a vuestros pies santísimos, bien persuadido de ser por ti socorrido de que eres la que, con tu gracia y protección poderosa, alcanzas al género humano todas las gracias del Señor. Y si estas suplicas no bastaran pongo por medianeros y abogados a los nueve coros de los Ángeles, a los Patriarcas, y Profetas, a los Apóstoles y Evangelistas, a los Mártires, Pontífices y Confesores; a las Vírgenes y Viudas; a todos los Santos del Cielo en especial al Cura de Ars, Santa Filomena, San Francisco de Asís, San Benito y justos de la tierra. Cuiden de esta página y de lo que aquí se publica para el beneficio de los fieles de la Iglesia Católica; con el único fin de propagar la fe. Que, esta página sea, Para Mayor Gloria de Dios.
jueves, 16 de julio de 2009
TE DEUM
Nuestro Papa Benedicto XVI Celebrando la Misa Tradicional, ¡Qué gran enseñanza! ¡Invitemos a nuestros sacerdotes a imitar a él Vicario de Cristo! siguiendo los ejemplos de su Santidad Benedicto XVI por seguro se ganaran el Cielo. Son más de 2000 mil años de Tradición simplemente es nuestro deber como Cristianos defender la patria que muchos Santos mártires defendieron dando su propia vida para la salvación de nuestras almas.
Su Santidad San Pio X
porque los verdaderos amigos del pueblo no son ni revolucionarios ni innovadores, sino tradicionalistas" (Enciclica Notre Charge Apostolique)
Les invito a todos mis amigos a que se unan a esta humilde oración por las intenciones de nuestro Papa Benedicto XVI, y por las intenciones de Nuestro Obispo Thomas J. Olmsted; por todos los sacerdotes mártires; defensores de la fe que dieron su vida en defensa de la Iglesia Católica, por los seminaristas, por mas vocaciones sacerdotales, por los sacerdotes que nos bautizaron,
y muy en especial por nuestros confesores.
Gracias Señor por tu gran misericordia al darnos sacerdotes que aun en este tiempo, están dispuestos a dar su vida como lo hicieron en un tiempo los sacerdotes mártires. no dejes que nos olvidemos de ellos. Y a ti María Santísima madre nuestra te encomiendo a todos los sacerdotes para que penetres hasta lo más hondo de su corazón. Y movidos por el amor a Cristo tu hijo amado puedan llegar a ver la belleza detrás del Santo Sacrificio en su Santa Misa Tradicional. Amén.
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Este himno se reza o se canta para dar gracias a Dios por los favores concedidos. La Iglesia lo canta en las grandes solemnidades de acción de gracias. algunas personas piadosas lo rezan frecuentemente, especialmente después de comulgar.
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Te Deum laudamus
A ti, oh Dios, te alabamos;
A ti, oh Señor, te reconocemos.
A ti, Eterno Padre, te venera toda la tierra.
A ti, todos los Ángeles; todos los cielos y todas las potestades te honran.
A ti, todos los Querubines y serafines aclaman sin cesar:
Santo, Santo, Santo Señor, Dios de los ejércitos.
Llenos están los cielos y la tierra de la majestad de tu gloria.
A ti, el glorioso coro de los apóstoles,
A ti, la venerable multitud de los profetas,
A ti, el generoso ejercito de los mártires, te alaban.
A ti la Iglesia entera, en toda la tierra, confiesa:
Que eres Padre de inmensa majestad;
Y que debe ser venerado tu verdadero y único Hijo;
Y también el Espíritu Santo Consolador
Tú, oh Cristo, eres el Rey de la gloria.
Tú, eres el Hijo eterno del Padre.
Tú, para liberar al hombre, aceptaste la condición humana sin desdeñar el seno de la Virgen.
Tú, rompiste las cadenas de la muerte, abriste a los creyentes el reino del cielo. Tú te sientas a la derecha de Dios en la gloria del Padre.
Creemos que vendrás como juez.
Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos, a quienes redimiste con tu preciosa sangre.
Haz que en la gloria eterna entren en el numero de tus santos.
Salva Señor a tu pueblo, y bendice tu heredad.
Sé su pastor y ensálzalo eternamente.
Día tras día te bendecimos y alabamos tu nombre en los siglos y en los siglos de los siglos.
Dígnate, Señor, conservarnos sin pecado en este día.
Ten misericordia de nosotros, Señor, ten Misericordia de nosotros.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti.
En ti, Señor, espere, no sea yo eternamente confundido.
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