"POR LA CONVERSION DE LOS INFIELES"

¡Dios te salve, María, Virgen y Madre de Dios! Aunque miserable pecador, vengo con la mayor confianza a postrarme a vuestros pies santísimos, bien persuadido de ser por ti socorrido de que eres la que, con tu gracia y protección poderosa, alcanzas al género humano todas las gracias del Señor. Y si estas suplicas no bastaran pongo por medianeros y abogados a los nueve coros de los Ángeles, a los Patriarcas, y Profetas, a los Apóstoles y Evangelistas, a los Mártires, Pontífices y Confesores; a las Vírgenes y Viudas; a todos los Santos del Cielo en especial al Cura de Ars, Santa Filomena, San Francisco de Asís, San Benito y justos de la tierra. Cuiden de esta página y de lo que aquí se publica para el beneficio de los fieles de la Iglesia Católica; con el único fin de propagar la fe. Que, esta página sea, Para Mayor Gloria de Dios.

martes, 22 de septiembre de 2009

LA MORTIFICACIÓN DEL AMOR PROPIO Y DE LA PROPIA VOLUNTAD POR SAN ANTONIO MA. CLARET


Hablando el venerable Blosio de la mortificación de la voluntad, dice que a Dios no se le puede ofrecer sacrificio más agradable que el de la propia voluntad; y en otra parte dice que quien mortifica la propia voluntad para hacer la de otros, para la gloria o por amor de Dios, agrada mas al Señor que si ayunase mucho tiempo a pan y agua y que si rigurosamente se macerase con disciplinas. Y, al contrario, es tanto el mal que causa al alma la propia voluntad no mortificada, que dice San Bernardo que no habría infierno si no hubiese voluntad propia.

La mortificación de la propia voluntad se ha de ejercitar en los casos siguientes:

1.º Averiguar o poner gran cuidado en saber cual sea la voluntad de Dios en cada obra que se ha de hacer.

2.º Pedir a Dios esta mortificación, desconfiando de si poniendo en El la confianza pensando que todo se puede con su santa gracia.

3.º Decir con frecuencia estas jaculatorias u otras semejantes: Dios mío, ¿que quieres que haga? Enséñame, Señor, a negar mi propia voluntad y hacer la tuya. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. No quiero, Dios mío, sino lo que tú quieres. Haz en mi señor lo que te plazca.

4.º Procurar hacer la voluntad de los otros, más bien que la propia, en aquellas cosas indiferentes que pueden hacerse o dejarse de hacer lícitamente, o hacerse de este o del otro modo, sujetándose a todos por amor de Dios. Esta santa practica es de gran provecho, por ir acompañados los actos de propia sujeción de las otras virtudes, y si con cuidado se aprovechan las ocasiones que muy a menudo se nos presentan, se agradara mucho a Dios y se correrá muy velozmente por el camino de la perfección. En esto faltan muchas personas que son reputadas por espirituales y amantes de la perfección, y en realidad lo son muy poco; excelentes y muy buenas mientras puedan hacer lo que quieran y del modo que quieran, sin la menor sujeción o contradicción; pero hacedles un poco de resistencia, contraria su voluntad, y vereislas al momento echar chispas de fuego, palabras picantes, manifestar con ceño su enojo, dispuestas a los arrebatos, y mas fáciles de encenderse en cólera al primer encuentro que un fosforo al roce de un objeto áspero. A estos puede aplicárseles aquel dicho que tanto les cuadra: santos en plaza y diablos en casa; porque son inaguantables, por donde se ganan ni por donde se pierden. ¡Infelices!

5.º Ejercitarse en hacer muchos actos contrarios a la propia voluntad, no solo en aquellas cosas a que viciosamente se halla inclinada la voluntad o se desean, sino también en las indiferentes a que se tiene alguna afición, y esto, con toda propiedad, es negarse a sí mismo.

6.º Procurar en todo ponerse por modelo a Jesucristo, fijando dentro de su Corazón un gran deseo de ser humillado y despreciado de todos, y, por lo mismo, huir de los oficios de autoridad y honra, y abrazar los despreciables y viles. No referir jamás cosa alguna que ceda en propia alabanza, a no obligar a ello la gloria de Dios y provecho del prójimo. Al ser reprendido, aun cuando se halle inocente, callar y no excusarse, ofreciendo todo a Dios, y considerando que los pecados propios, actuales o pasados, merecen esto y mucho mas, y en todo ello no apetecer ser tenido por humilde y virtuoso, sino por culpado e imperfecto.

7.º Tener una voluntad pronta y determinada para hacer, no solo lo que los superiores mandan, sino también lo que se conozca que quieren, sin esperar que lo manifiesten o lo manden.

8.º Arrancar del corazón toda afición a las cosas criadas, de suerte que no se ame sino a Dios o por Dios. Este desprendimiento de las cosas criadas es utilísimo para adelantar en la perfección. Por lo tanto, se ha de poner gran cuidado en no aficionarse a cosa alguna por pequeña y vil que sea, porque a veces estas cosas ocupan el corazón tanto más que las grandes y que las de mucho precio, brillo y raras. De aquí se sigue que, al momento de sentirse uno aficionado a tales cosillas o pequeñeces, es indispensable privarse de ellas antes que se le pegue el corazón, porque toda afición desordenada a las criaturas cierra la puerta al amor de Dios y la abre al amor propio; teniendo entendido que cuanto se posee o usa en este mundo, se ha de tener sin afición o apego, estando siempre dispuestos a dejarlo todo cuando siempre dispuestos a dejarlo todo cuando se estime conveniente, y no apreciar nada sino en cuanto es útil para servir a Dios.

9.º Abrazar los trabajos, penas, injurias, afrentas y oprobios con entera resignación a la voluntad de Dios, y caminar a la perfección, lo cual se ha de hacer de las cuatro maneras siguientes:

1) Sufrir con paciencia las cosas, por arduras y difíciles que sean, conforme a lo de san Pablo, que dice: in tribulatione patientes ( sufridos en la tribulación)

2)Sufrir no solo con paciencia, sino dando gracias al Señor por el beneficio que nos dispensa haciéndonos gustar el cáliz que El se reservo para Sí y para sus mas escogidos amigos.

3) Sufrir no solo con paciencia y hacimiento de gracias, sino también con alegría, a imitación de los Apóstoles, de quienes se lee que salían alegres de la presencia de los tribunales, por haber tenido la dicha de padecer desprecios por el nombre de Jesús.

4)Sufrir no solo con paciencia, hacimiento de gracias y alegría, sino también con deseos de padecer mas y mas por amor de Jesucristo, a imitación suya; el cual, estando clavado en la Cruz, con tantas amarguras, desprecios y penas de muerte, aun se abrasaba en sed de padecer mas. Y en los que con toda la verdad aman a Dios, a proporción de lo vivo que es el amor es también vehemente el deseo de padecer, reputando por glorias las adversidades, como de si mismo asegura San Pablo: lejos de mi gloriarme en otra cosa que en la Cruz de mi Señor Jesucristo.

Aquí tienes, ¡Oh cristiano muy amado! lo que has de hacer si quieres seguir a Jesucristo; te has de negar a ti mismo, tomar la Cruz e ir en pos de Él; quien esto no practique, jamás será perfecto. Aun cuando nuestra naturaleza lo repugne, es indispensable resolverse a ello. Pero ¡que dolor!, todo se hace menos esto. Jesucristo tiene muchos que le siguen al Tabor; pero al Calvario, ¡cuán raros! Quiero decir, que cuando envía prosperidad y glorias, todos son amigos de Dios; pero enviando enfermedades, desgracias u otros males, entonces le vuelven la espalda. No seas tú del numero de estos, sino toma lo que te de Si te envía prosperidad, dale continuamente gracias, admirando su bondad; y si te prueba con desgracias, confórmate con su voluntad, creyendo que esto te conviene y que El padeció mas aun por ti sin merecerlo, y de esta suerte podrás llegar por fin a la gloria celestial, que de veras te deseo. Amén.

3 comentarios:

  1. que dificil nos parece leer y llevar acabo estas instrucciones, instrucciones de un santo que ya lo logro,que ya se encuentra gozando de su parte de eredad junto al padre celestial,un santo que fue valiente y caminó el camino, un santo que fue valiente y vivio la verdad ,un santo que no quiso otra vida sino la verdadera vida..

    muchas gracias Juan Carlos por compartir con nosotros instrucciones tan valiosas que nos ayudan a preparar el alma y asi un dia Por la misericordia divina de Dios tambien nosotros poder regrezar al hogar, la casa paterna.

    mary

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  2. Efectivamente muy difícil, pero no imposible; cuando lo hacemos por amor a Dios y para mayor gloria de Él. Nos olvidamos de hacer nuestra voluntad para hacer la voluntad del Padre; en la aceptación de su voluntad esta el camino que los santos siguieron y que nos invitan a seguir.

    En la Santa Misa, la recepción de los Sacramentos, La Oración, la práctica de virtudes, la eliminación de los vicios por seguridad estaremos camino a casa. Aun con muchas tribulaciones que aceptaremos por amor a Dios.

    Gracias por tomarse el tiempo de escribir.

    ¡Que Dios Nuestro Señor Y María Santísima le cuiden!

    JCM

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  3. Si, Juan Carlos cuanta razón tiene en todo lo que dice. la realidad es que para mi es de eterna bendicion visitar su blog.
    Aquí tiene buen alimento para mi alma y al contrario muchas gracias a Usted por su tiempo y su gran bondad.

    como siempre
    gracias, por su bendicion.

    mary

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