"POR LA CONVERSION DE LOS INFIELES"
¡Dios te salve, María, Virgen y Madre de Dios! Aunque miserable pecador, vengo con la mayor confianza a postrarme a vuestros pies santísimos, bien persuadido de ser por ti socorrido de que eres la que, con tu gracia y protección poderosa, alcanzas al género humano todas las gracias del Señor. Y si estas suplicas no bastaran pongo por medianeros y abogados a los nueve coros de los Ángeles, a los Patriarcas, y Profetas, a los Apóstoles y Evangelistas, a los Mártires, Pontífices y Confesores; a las Vírgenes y Viudas; a todos los Santos del Cielo en especial al Cura de Ars, Santa Filomena, San Francisco de Asís, San Benito y justos de la tierra. Cuiden de esta página y de lo que aquí se publica para el beneficio de los fieles de la Iglesia Católica; con el único fin de propagar la fe. Que, esta página sea, Para Mayor Gloria de Dios.
lunes, 17 de agosto de 2009
MORTIFICACIÓN DE TODO EL CUERPO POR SAN ANTONIO MA. CLARET
Como el médico al encargarse de un enfermo le ordena al punto la dieta, esto es que se prive de comer y beber, no solo en la cantidad, sino también en la calidad de ciertos alimentos que conoce serle nocivos, ordenándole también que se preserve de los aires poco sanos y de conversaciones, recetándole al mismo tiempo las medicinas más a propósito para la restauración de la salud, así, ni más ni menos, es indispensable tratar a nuestro cuerpo, enfermo de las pasiones y de malas inclinaciones. Es preciso empezar por la dieta, privándole o moderándole aquellos manjares o bebidas que pueden irritar a dar empuje a las pasiones, apartando de aquellas personas y lugares que pueden traerle algún perjuicio espiritual, propinándole al propio tiempo ciertas mortificaciones, cual otras medicinas, bajo el consejo de un prudente y sabio director; o, a lo menos, sufrir con paciencia y sin quejas aquellas cosas que nos mortifican sin buscarlas, ora vengan de los prójimos, ora de los animales e insectos, o ya, por último, de los elementos o de la naturaleza; como, por ejemplo: sufrir con paciencia y con espíritu de penitencia el frio y el no poderse calentar o arrimarse a la lumbre en invierno, el dolor de cabeza en primavera, y el calor las moscas, pulgas, etc., en verano y otoño.
Conozco yo a cierta persona que, cuando las pulgas le pican, se habla de esta suerte a sí misma: "Mirad: estos bichos pican así a los mortales, porque el primero y padre de ellos cometió un solo pecado; si, pues, por un solo pecado de uno pican a todos los mortales, ¿con cuanta mas razón todos deberían picarte a ti que tantos pecados has cometido?" Y los deja que hagan su deber picando y cebándose en el, sufriendo con la mayor paciencia y en espíritu de penitencia esta mortificación(I). Si tu no alcanzas a tanto porque tienes menos virtud, se, a lo menos, un poco mas sufrido que hasta aquí; piensa que mas padecerás en el infierno, adonde iras si tienes la desgracia de morir en pecado mortal, o en el purgatorio, adonde indispensablemente iras si no te mortificas ahora, o no haces penitencia de las faltas veniales o del reato de las mortales, aun cuando estén ya confesadas; porque ya te acordaras que dice el Catecismo que con el sacramento de la Penitencia se perdonan las penas del infierno, pero no todas las del purgatorio que merece el pecador.
Bueno y muy útil te seria que hicieras también alguna otra mortificación voluntaria, a imitación de San Pablo, quien decía: castigo a mi cuerpo para reducirlo a que sirva al espíritu; pero antes de practicar las mortificaciones voluntarias, consúltalo con humildad y docilidad con tu director, y el, haciéndose cargo de tu salud, ocupaciones y otras circunstancias, te dirá lo que puedes hacer que sea más agradable a dios.
(I) Este era el mismo Santo, que se pone, por modestia, en tercera persona.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario