"POR LA CONVERSION DE LOS INFIELES"
¡Dios te salve, María, Virgen y Madre de Dios! Aunque miserable pecador, vengo con la mayor confianza a postrarme a vuestros pies santísimos, bien persuadido de ser por ti socorrido de que eres la que, con tu gracia y protección poderosa, alcanzas al género humano todas las gracias del Señor. Y si estas suplicas no bastaran pongo por medianeros y abogados a los nueve coros de los Ángeles, a los Patriarcas, y Profetas, a los Apóstoles y Evangelistas, a los Mártires, Pontífices y Confesores; a las Vírgenes y Viudas; a todos los Santos del Cielo en especial al Cura de Ars, Santa Filomena, San Francisco de Asís, San Benito y justos de la tierra. Cuiden de esta página y de lo que aquí se publica para el beneficio de los fieles de la Iglesia Católica; con el único fin de propagar la fe. Que, esta página sea, Para Mayor Gloria de Dios.
martes, 4 de agosto de 2009
MORTIFICACIÓN DEL GUSTO POR SAN ANTONIO MA. CLARET
Téngase, pues, como máxima inconcusa, o como principio fundamental, que el hombre no ha de vivir para comer y beber, sino ha de comer y beber par vivir. Se ha de comer y beber para sustentar la naturaleza y no para regalar los sentidos; y estos principios son los que han de regular la cantidad y calidad de los alimentos. El que no se mortifica en la comida-decía Santa Catalina de Siena - es imposible que pueda guardar su inocencia pues por la gula se perdió Adán.
Toda destemplanza en la comida y bebida es perjudicial al cuerpo y al alma. Ya no se duda que la mayor parte de las enfermedades son efecto de la gula. Las apoplejías, las diarreas, las obstrucciones, los dolores de estomago, los de costado, y otros males que sería largo enumerar, comúnmente no reconocen otra causa que los excesivos alimentos. Pero estas enfermedades corporales aunque grandes males, son muy insignificantes en comparación de los males espirituales que acarrea la gula.
Es imposible -decía Casiano -, es imposible que no experimente tentaciones impuras el que está lleno de comida; y he aquí porque los santos que tan alto aprecio hacían de la castidad , refrenaban con tanto cuidado la gula. Dice Santo Tomas que cuando el demonio tienta con la gula a una persona y es vencido, deja ya de tentarla con la impureza.
San Jerónimo, escribiendo a la Santa Virgen Eustoquia, el vino y la mocedad- decía - son un doble incentivo del deseo de ilícitos placeres. Y entre otras cosas, añadía: Te aviso que, como esposa que eres de Jesucristo, huyas del vino como de un veneno. Y Salomón, en los Proverbios, dice: El vino es lujurioso; es el cebo de la incontinencia; y luego pregunta: ¿Para quien serán los lamentos? ¿No es verdad que serán para los dados al vino y que procuran apurar las copas? Porque sabe todo esto Satanás, que se huelga de nuestra desgracia en este y en el otro mundo, ha hecho abrir tantas tabernas, figones, cafés, y fabricas de licores, que son como otras tantas fabricas de pólvora para hacer guerra a la castidad y demás virtudes, porque de la impureza nacen todos los males, hasta la herejía, según nuestro adagio: No hay hereje sin mujer.
Y así, para librarte de tamaños males, anda alerta con la comida y bebida: nunca entres en taberna, café o figón sino por necesidad, no comas ni bebas sino en las horas acostumbradas, y entonces, echa la bendición sobre la comida antes de empezar a comer, y al concluir da por ella gracias a Dios. No quieras hacerte semejante a aquellos animales inmundos que puestos debajo de la encina, tragan la bellota sin levantar su cabeza para mirar a quien les prodiga el regalo; antes bien, al comenzar a tomar alimento levanta tu pensamiento a Dios y de vez en cuando dile interiormente: Señor, ni cómo ni bebo para deleitarme en estas cosas, sino para alimentarme y tener fuerzas para serviros. Mas no por esto quiero decir que sea una falta el sentir gusto en la comida, porque eso es natural y bien ordenado por Dios; pero si lo sería si se comiera por el gusto como por único fin. No es lo mismo comer con gusto que comer por gusto: lo primero es licito, porque sin el incentivo del gusto, ¿quien comería? Lo segundo es pecado o defecto, porque es invertir el orden; es colocar el fin en lo que solo es medio o instrumento; es gozar de lo que solo se debe usar; es en fin, destruir aquella máxima que dejamos sentada, a saber: que el hombre no ha de vivir para comer y beber, sino beber y comer para vivir.
Es un acto de mortificación muy loable el no quejarse jamás de la comida o bebida: que el superior vele en favor de los demás, está muy puesto en razón; pero un particular nunca diga que esta crudo o cocido, frio o caliente, soso o salado, sino que coma lo que traigan y del modo que lo traigan, a no ser que conozca serle dañoso al cuerpo o al alma, como si fuese cosa que le hubiese de causar alguna indisposición o que se opusiera a algún precepto. Santo Tomas nunca pidió comida alguna en particular, y siempre decía que con lo que le presentaban quedaba satisfecho. San Ignacio jamás rehusó plato alguno, ni se quejo aunque estuviera mal cocido o mal guisado.
San Juan Clímaco también comía de todo y muy despacio esperaba que los demás fueran comiendo, para concluir juntos. También es un excelente mortificación privarse o abstenerse de aquellas viandas o frutas que son más del propio gusto y haciendo con disimulo se pueden practicar muchos actos de virtud, presentando u ofreciendo a Dios estos sacrificios u obsequios, llevando la cruz de Cristo, y no ser como aquellos de quienes con lagrimas se lamenta San Pablo que son enemigos de la cruz de Cristo y cuyo Dios es el vientre.
Amigo JC todo esto es muy cierto y a la gran mayoria nos pasa, pero luchemos dia a dia, pidamos a Dios y al Espiritu Santo mas de sus dones, que quizamos dejamos olvidados pero ahi estan, y se nos fueron dados precisamente para eso, para combatir este y y todos los demas pecados, pidamos a Maria madre de Jesucristo y madre nuestra que interceda por nosotros y con la ayuda del Espiruto Santo y sus dones podamos algun dia imitar en parte a nuestro señor Jesucristo y asi poder gozar un dia de su gloria, gracias de nuevo por estos temas tan ciertos como necesarios para nuestra salvacion, Dios te colme de sus bendiciones por tan buen trabajo que realizas y sigue adelante amigo,
ResponderBorrarpax tecum
Si, efectivamente es difícil vencer todas estas tentaciones y nuestro mayor mal es no conocernos tal y como lo dijo el padre en sus sermones de esta semana. porque prácticamente estamos a la merced del demonio por no saber pedir lo que más necesita nuestra alma para salvarse. Pidamos al Espíritu Santo nos conceda el don de la sabiduría para saber pedir mejor.
ResponderBorrar¡Pax tecum!