HA APARECIDO EL SALVADOR
(25 de Diciembre)
Presencia de Dios- Heme aquí a los pies de mi Dios hecho carne, hecho niño por mi amor. Te adoro. te doy gracias te amo.
PUNTO PRIMERO.- ¡Dios es caridad, Dios nos ha amado con amor eterno! parece como si Dios dijera: el hombre no me ama porque no me ve, quiero dejarme ver de él para que así me ame. El amor de Dios hacia el hombre era extremadamente grande y así lo había sido desde toda la eternidad; pero este amor no se había mostrado todavía... Cuando el Hijo de Dios apareció Niño en un portal, reclinado sobre la paja, entonces se manifestó de veras. (San Alfonso María de Ligorio) Este es el misterio de la Navidad; este es el grito jubiloso de San Pablo; La gracia de Dios Nuestro Salvador se ha manifestado a todos los hombres... Ha aparecido la benignidad de Dios Salvador nuestro y su amor por los hombres (Epístola Misa I & II Tito. 2,11-15; 3,4-7) He aquí el anuncio feliz de la grande alegría que el ángel lleva a los pastores: Os ha nacido hoy un Salvador, que es el Cristo Señor. (Ev. I Misa: Lucas. 2,1-11) En el oficio litúrgico de hoy se suceden los textos en un tono jubiloso creciente que canta al dulcísimo Niño Jesús, el Verbo humanado, vivo palpitante de amor entre nosotros: ¿A quién habéis visto, pastores? Decidido, anunciádnoslo; ¿Quién ha aparecido en la tierra? Hemos visto al Niño y ejércitos enteros de ángeles que alababan al Señor (BR.) "Alégrense los cielos y regocíjese toda la tierra la presencia del Señor". (MR.). Nuestro Dios está aquí, en medio de nosotros, hecho uno de nosotros: Nos ha nacido un niño, nos ha sido dado un hijo... Su nombre es: Admirable, Dios, Príncipe de la paz, Padre del siglo futuro... ¡Alégrate, hija de Sión, canta, hija de Jerusalén! ¡Ensalzad al Señor, habitantes de la tierra! ¡Venid, oh gentes, y adorad al Señor! (BR.). Levantaos, venid adorad, escuchad, regocijaos: Jesús, el verbo del Padre, nos dice estas grandiosas palabras: ¡Dios os ama!
"¡Oh Trinidad poderosa y eterna! ¡Oh dulcísima e inefable caridad! ¿Quién no se inflamara ante tanto amor? ¿Que corazón resistirá al incendio de tu caridad? "¡Oh abismo de caridad! Tan perdidamente enamorado estas de las criaturas, que parece que no puedes vivir sin ellas. y, sin embargo, Tú eres nuestro Dios; Tú no tienes necesidad de nosotros; nuestro bien nada añade a tu grandeza, pues eres inmutable; nuestro mal ningún daño puede ocasionarte, siendo Tu la soberana y eterna bondad. ¿Qué cosa, pues, te mueve a una tan grande misericordia? El Amor. Porque Tú no tienes ninguna obligación para con nosotros ni tienes necesidad alguna de nosotros ¿Quien te trae, oh Dios infinito, hacia mí, miserable criatura? Nadie más que Tu mismo ¡Oh Fuego de Amor! Solo te indujo el amor y el amor continua siempre induciéndote. "Tu, suma dulzura, te has dignado unirte con nuestra amargura; Tu, resplandor, con las tinieblas; Tu, sabiduría, con la ignorancia: Tu, vida con la muerte: Tu infinito, con nosotros finitos" (Santa Catalina de Sena).
PUNTO SEGUNDO.-Las tres misas de Navidad nos presentan un cuadro majestuoso: La conmovedora descripción del nacimiento de Jesús en cuanto Hombre, que alterna con la otra sublime del nacimiento eterno del Verbo en el seno del Padre, sin que falten alusiones al nacimiento de Cristo en las almas por medio de la gracia. Pero esta triple natividad no es más que una única manifestación de Dios-amor. Nadie en la tierra podría conocer el amor de Dios, pero el Verbo, que está en el seno del Padre, lo conoce y nos lo puede revelar. El verbo se ha hecho carne y nos ha revelado el amor de dios; en el dulce Nino que desde el pesebre nos extiende los brazos, se ha hecho viviente y palpable su incomprensible e invisible caridad. El Prefacio de la misa de hoy nos lo declara abiertamente: "¡Oh Dios eterno! Con el misterio de la Encarnación del Verbo brilla ante los ojos de nuestra mente un nuevo rayo de tu luz con que, conociendo a Dios, en forma visible, seamos arrebatados al amor de las cosas invisibles". Si, ese Nino "envuelto en pañales y acostado en un pesebre" es nuestro Dios que se ha hecho sensible y visible, nuestro Dios que nos manifiesta del modo más palpable su infinita caridad. Es imposible contemplar al divino infante sin sentirse cautivo del amor, que nos lo regalo; Jesús Niño nos revela el amor de Dios de la manera más clara y conmovedora. En la Epístola (Hb. 1, 1-11) de la tercera Misa nos dice San Pablo: "Dios... nos hablo últimamente, en estos días, por su Hijo..., esplendor de su gloria e imagen misma de su substancia". Jesús, el Verbo encarnado, en medio de su silencio de niño impotente, nos habla y nos revela la substancia de Dios: la caridad. ¡oh dulcísimo Verbo encarnado!
¡Oh amabilísimo Niño Jesús! Heme aquí finalmente a tus pies: dejadme contemplarte, dejadme saciarme de tu hermosura, de tu bondad, de tu caridad inmensa. Yo veo tu amor infinito vivo y palpitante en esta tierno Nino que me sonríe y me tiende sus manecitas. ¡y este Niño eres Tu mismo, oh Dios mío! ¿ Como podre pagarte tan excesivo amor? "Siendo grande y rico, te has hecho pequeño y pobre por nosotros, has querido nacer fuera de casa en un establo, ser fajado con pobres pañales, ser alimentado con leche virginal, ser colocado en un pesebre entre el buey y el borriquillo. Hoy brilla para nosotros el día de la redención nueva, de la reparación antigua. de la felicidad eterna: hoy los cielos han destilado miel por todo el mundo. Abraza pues ahora, alma mía, ese divino pesebre, besa con ardor y ternura los piececitos del Nino. Medita en los pastores que velan, el los ángeles que vienen formando ejercito únete a ellos y toma parte en la celeste melodía cantando con la boca y con el corazón: ¡Gloria a Dios en los más alto de los cielos y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad! " (San Buenaventura).
feliz cumpleaños Jesus!
ResponderBorrarY, Bendiciones para todos y cada uno de ustedes,
en estos dias tan llenos de misericordia celestial..
alegria, porque ahora contemplamos a nuestro Redentor.
No, nadie como nuestro Dios.
mary