Sentencias Espirituales
¿De qué sirve ganar el mundo entero, si se pierde el alma? —Todo se acaba, pero la eternidad no tiene fin.
Piérdase todo con tal que no se pierda el alma.
Ningún pecado, por ligero que sea, es pequeño mal.
La que quiere agradar a Dios, niéguese a si misma, renunciando a toda propia satisfacción.
Para salvarse es necesario temer las caídas y huir las ocasiones.
La que solo desea a Dios, esta siempre contenta en cualquier suceso; pues sabe que lo que Dios dispone es justo y santo.
El mundo entero no puede satisfacer nuestro corazón, y Dios solo le contenta.
Todo nuestro bien consiste en amar a Dios, y el amor a Dios consiste en hacer su divina voluntad.
Toda nuestra riqueza está en la oración.
La que es verdaderamente humilde de corazón, se complace en verse despreciada.
Para quien piensa en el infierno merecido, es liguera toda otra pena.
La verdadera caridad consiste en hacer bien al que nos hace mal.
Vida santa y gustos sensuales no pueden estar juntos. La que confía en sí misma, se pierde; la que confía en Dios, todo lo puede.
Dios se comunica íntimamente a la que todo lo deja por su amor.
Todo lo sufre en paz la que contempla a Jesús Crucificado.
Es gracia especial que debemos pedir a Dios, el tener devoción a su divina Madre.
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